Probablemente, mi vocación creativa fue la que un día me condujo a lo que hoy soy como persona y profesional. Después de muchas vueltas (y las que me quedan) he llegado a la conclusión que no puedo ser otra cosa que yo mismo. La mejor de las maneras en la que creo que me puedo expresar como persona es con la FOTOGRAFÍA y dejar para los restos mi pequeña contribución a las vidas ajenas que decidan hacerme partícipe con mis sesiones y reportajes. Añadir pasión a lo que hago no es otra cosa que disfrutar con mi trabajo y hacer que los recuerdos de los demás perduren encuadrados en imágenes impresas y sesiones con sabor a sonrisas.

Hacer disfrutar y disfrutar yo mismo haciendo sesiones de retratos, sesiones de los peques de la casa o captar vuestro día de bodas; donde queden sensaciones, recuerdos, momentos, personas, lugares, sentimientos, miradas, ilusiones. Quisiera “embotellar” esos recuerdos, plasmados en mil y una imágenes y que aunque duerman por un tiempo, se vuelvan a despertar un día y que traigan de nuevo el tiempo ya vivido, donde disfrutamos tanto y compartimos tantas cosas que no queremos que se borren nunca.

Formado en la Escuela de Artes de Sevilla y forjado con 20 años de experiencias y vivencias, cuando no había más que carretes de películas y no había más «rollos» que hacer las sesiones en trozos de 36 fotogramas como máximo por carrete, continuo con mi evolución personal y profesional dando un giro donde pretendo seguir con más fuerza que nunca y dispuestos a dejarme la piel y el alma en cada trabajo sin dejar de disfrutar de mi profesión y de mi vida.